a ese pobre pajarito
aunque siempre está cantando
no es alegre su cantar
quien sabe si está llorando.
Qué grande el Beni de Cádiz. Y es verdad. Que el pájaro esté cantando no es reflejo de alegría. Es reflejo de sentimientos. El sentimiento puede ser alegre y también triste. Y el flamenco, cuando es quejío que mana de la tierra, del dolor del pueblo llano, es cuando más presenta su potencia, su raiz, su atractivo primero y su fin último.
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