El gran Paco Toronjo, que si bien no es el padre del fandango, sí que es un gran heredero.
Qué importa que mis amigos
me saquen a divertir
si después vuelvo a mi casa
y de nuevo vuelvo a sufrir
sin saber lo que me pasa.
Las letras, las palabras de fandangos, soleares y seguirillas. De alegrías, bulerías, cantiñas y malagueñas. De quejíos y lamentos. De palmas y jaleos. De Andalucía, Extremadura, Cataluña y Murcia. Letras que me erizan el pelo. Flamenco.
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